Tras un estudio realizado por la cátedra de clínica estomatológica de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires se registró que en la última década se mejoró un 25 por ciento la detección de cáncer bucal, una enfermedad mortal casi desconocida por la población, gracias a la difusión que están realizando los especialistas.

«El cáncer bucal representa uno de cada veinte cánceres del organismo. La gente no sabe que existe y tiene un alto nivel de mortalidad cuando no se detecta a tiempo», sostuvo Héctor Lanfranchi, Profesor Titular plenario de la de la Facultad de Odontología de la UBA y uno de los referentes de la enfermedad a nivel mundial.

«En la práctica de la consulta odontológica, es bastante limitado el número de profesionales que revisan la boca y la lengua», agregó el doctor, que remarcó la importancia de revertir esta situación para evitar que la enfermedad sea detectada en una etapa tardía. «En la década de 1990-2000, la sobrevida de los pacientes con cáncer de lengua era solo el 27% a los 5 años. Pero tras la implementación de distintas campañas de prevención, el porcentaje mejoró al 55 % en la última década», aclaró.

«Así como la gente saca un turno por año con el ginécologo o el pediatra, nosotros aconsejamos que la gente se revise una vez al año la boca», sugirió Lanfranchi, que acentuó la idea de que diagnosticado en sus primeros estadios se cura, al ser un cáncer fácil de diagnosticar por que se puede observar a simple vista.

Las principales causas del cáncer bucal están asociadas al consumo de tabaco y alcohol, aunque el tema hereditario es también de suma importancia. El lugar más frecuente de localización es la lengua, preferentemente los bordes laterales de la misma. Las lesiones previas pueden ser manchas blancas o rojas, que se denominan leucoplasia o liquen de la mucosa bucal, eritroplacias o úlceras que no cicatrizan (algunas producidas por los bordes filosos de las piezas dentarias o prótesis mal adaptadas que rozan la lengua en forma suave y continua).

«La mejor manera de evitar esta enfermedad es cuidarse bien la boca, tener una buena higiene y cuidar la mala posición de los dientes», agregó Lanfranchi, que afirmó que ante la más mínima duda el odontólogo debe derivar al paciente al estomatólogo, para evitar el desarrollo del cáncer.